miércoles, 9 de marzo de 2011

PROYECTO POST-IMPRESIONISTA (INSPIRACIÓN VAN GOGH)


Hemos formado un grupo de 4 personas (Esmeralda, Nayara, Aurora y yo) y debemos realizar un cuadro POST IMPRESIONISTA. Para ello estudiamos detenidamente las características de los pintores que desarrollaron su obra dentro de este movimiento, y nos centramos en Van Gogh que es el que más nos llama la atención.
En la parte de la vida más tardía de este artista su pincelada era suelta, con mucho movimiento y con un gran estudio del color. Van Gogh había estado dentro del movimiento impresionista pero acaba marcando su propio estilo objetivando más la parte que quiere representar. Marca, por ejemplo, los contornos porque le da mucha importancia al dibujo así como sus contemporáneos postimpresionistas.

Para empezar este trabajo elegimos un paisaje de alguno de los parques de Aranjuez y tras diversas fotografías por unanimidad elegimos esta. Lo suyo hubiera sido poder pintar el cuadro en el exterior pero nos vemos imposibilitadas por las dimensiones del cuadro y la meteorología de la época.

Una vez que la profesora propone medidas como mínimo de metro y medio, nos hacemos con la tela del lienzo y unos listones de madera para preparar la base. Primero se pegan y grapan las maderas, se rebajan los bordes para que no se marque la tela, y una vez preparado ya el bastidor se comienza a grapar la tela. Se refuerzan las maderas adheriendole unos triángulos de madera puesto que las dimensiones son muy grandes. Se grapa la tela poco a poco tensando bien antes de grapar.

Ya listo el lienzo hacemos el boceto mediante una cuadrícula.











Manchamos todo el cuadro de color azul clarito puesto que es el color dominante en toda la obra.
Empezamos a jugar con los colores del cielo marcando direccciones movimientos al estilo del artista (Van Gogh) y marcamos también las direcciones que va a llevar el suelo.
Una vez acabada esta parte, pronto nos percatamos de que los colores que hemos utilizado son tonos demasiado pastel.












Volvemos a repetir el cielo con colores más fuertes y insinuamos los colores del templete. Sin embargo, esta vez, nos damos cuenta que los colores del cielo no tienen la sufienciente luminosidad que deberían de tener para ser un cuadro de día, no nocturno.














Marcamos con tonalidades más claras el movimiento en el cielo.

















Seguimos estudiando cuadros de Van Gogh hasta llegar a un autorretrato cuyo fondo nos dará la pista de los colores que queremos plasmar en nuestro cielo y procedemos a poner ese tipo de tonalidades.
Pintamos el templete para darle un toque definitivo, pero los morados hacen que la estructura no combine con el resto de la obra.
Con el suelo nos pasa lo mismo son colores con poca luminosidad, demasiado oscuros.










Volvemos a estudiar los colores de diferentes cuadros de Van Gogh, intentamos pintar el suelo con esa idea de colores y con la que nosotras queremos representar el cuadro.
Integramos el templete con morados que tiendan al azul claro, y que resalten debido al contraste con los amarillos y anaranjados.












Para finalizar unos cuantos reflejos en el agua consiguiendo los mismo colores que hemos utilizado en la parte de arriba...


















Y esto es lo que hemos conseguido después de una dedicación a base de horas y del estudio de Van Gogh.

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